La sesión de investidura desarrollada en el Congreso de los Diputados en los días de ayer y hoy, ha sido un ejemplo del desinterés que la administración de justicia presenta para los partidos políticos. No me refiero en exclusiva a quien se postulaba a presidente del gobierno, sino que en los correspondientes turnos de réplica, ese desinterés sigue patente en las intervenciones de los distintos representantes de las formaciones políticas. Con un postulado de principios tan limitado, ¿cómo vamos a esperar la necesaria modernización de la administración de justicia?