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Los contratos inteligentes (smart contracts) son un acuerdo de voluntades consignado en un programa informático (código), programado para que se ejecute automáticamente cuando se cumplen determinadas condiciones. Esta terminología fue acuñada por Mark Szabo quien pretendió extender al ámbito contractual las ventajas de las transacciones electrónicas, configurando un contrato autoejecutable similar al que se produce cuando adquirimos un producto contenido en una maquina expendedora, de tal modo, que al introducir la moneda (prestamos la aceptación al producto y precio ofertado) entregandonos la maquina le producto solicitado. Esta formulación de Szabo tomo forma una vez publicado por Satoshi Nakamoto el protocolo de bitcoin, desarrollándose a través de la tecnología blockchain, adquiriendo el caracter inmutable mediante la inclusión en un bloque de blockchain.
Ha sido De Caria quien ha aportado una definición descriptiva que recoge los elementos esenciales del contrato, al considerarlo como «cualquier acuerdo digital que (a) está escrito en código informático (por lo tanto, una pieza de software), (b) se ejecuta en blockchain o tecnologías similares de contabilidad distribuida (por lo tanto, descentralizado) y (c) se ejecuta automáticamente sin necesidad de intervención humana (por lo tanto, inteligente)».
Al aplicar la tecnología blockchain a los contratos inteligentes, no solo son autoejecutables, sin necesidad de intermediarios, sino que, además, cada transacción se registra automáticamente en la base de datos distribuida. Por lo tanto, los contratos inteligentes basados en blockchain pueden denominarse «contratos inteligentes descentralizados», dada la ausencia de una base de datos/registro central.